La sostenibilidad marca el futuro de las empresas con el Green Deal y el fondo de reconstrucción de la UE

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Conseguir un futuro más sostenible, en el que reduzcamos la huella ambiental de la acción de la humanidad, es un objetivo que gana importancia día a día, demandado por una sociedad cada vez más concienciada, apoyado por grandes organizaciones como la ONU –con su Agenda 2030 y sus 17 objetivos de desarrollo sostenible– y una etendencia a la que deben sumarse las empresas no solo por conciencia, sino por garantizar su posición en el mercado.

Este fue uno de los bloques temáticos del VII Congreso de FESPA España, que contó con las ponencias de Lorena Feria, fundadora y responsable de I+D de BGSS y de Carlos Reinoso, Director General de Aspapel, la asociación española de fabricante de pasta, papel y cartón.

Lorena Feria se centró en el análisis de ciclo de vida de los productos y servicios, un concepto que escuchamos cada vez más y que supone pasar de una perspectiva de producto a una perspectiva de proceso. Actualmente, en las cuestiones ambientales es más habitual adoptar una perspectiva de producto, es decir, que el bien o servicio sea lo más limpio posible a lo lago de su vida. La perspectiva de proceso tiene en cuenta todo su ciclo de vida, el conjunto de etapas de un producto desde la extracción de materias primas y su procesamiento, la producción, comercialización, transporte, uso y mantenimiento, hasta la gestión del residuo cuando llega el fin de su vida útil.

“El análisis del ciclo de vida es la base de una producción y consumo sostenibles”, aseguró Lorena Feria, y en él se incluyen elementos como el ecodiseño, las ecoetiquetas, las declaraciones ambientales de producto, la huella de carbono, la huella de agua o la compra verde o sostenible. “Las declaraciones ambientales del productos ofrecen una ventaja interesante: no solo hago algo, sino que lo demuestro y lo publico”, explicó. El objetivo del análisis del ciclo de vida es evaluar el impacto sobre el ambiente de un producto o una actividad a lo largo de toda su vida mediante la cuantificación del uso de recursos –como la energía, las materias primas o el agua– y las emisiones que genera.

Cualquier empresa puede poner en marcha análisis de ciclo de vida ya sea de manera interna o bien apoyándose en empresas especializadas que pueden realizar análisis de tres tipos:

  • Descriptivo: con carácter únicamente informativo.
  • Comparativo u orientado al cambio: compara entre productos o con un estándar para conseguir una ecoetiqueta o mejorar un producto.
  • De predicción: para ayudar en la decisión de un cambio de materias primas o de fuentes de suministro; para apoyar la definición de nuevas estrategias de producto; para la elaboración de políticas públicas, etc.

En definitiva, concluyó Lorena Feria, el análisis de ciclo de vida es una identificación y evaluación de oportunidades para alcanzar mejoras en el proceso que resulten en la reducción de impactos ambientales basándose en los resultados del análisis de inventarios y la evaluación de impactos y como consecuencia de la eficiencia económica y el posicionamiento preferencial en el mercado. “Hay que intentar seguir ofreciendo el mejor servicio y que todos los elementos de sosteniblidad sean un valor añadido para los clientes”.

Si alguna empresa del sector estaba pensando en poner en marcha acciones que tengan como objetivo mejorar sus procesos y sus productos para hacerlos más sostenibles, este es el momento adecuado. Tal como explicó Carlos Reinoso, Director General de Aspapel, hay un importante horizonte de acciones y ayudas europeas en esta línea: el Pacto Verde Europeo y el Fondo de Recuperación de la UE que inyectará 140.000 millones de euros para la economía española, de los que 72.700 llegarán en forma de subvenciones y el resto en préstamos.

La Comisión Europea presentó el Pacto Verde o Green Deal a finales de 2019. Se trata de un conjunto de iniciativas políticas que tienen el objetivo de conseguir que Europa sea climáticamente neutral en 2050. El plan incluye revisar la legislación existente en materia climática e introducir nuevas normativas sobre economía circular, renovación de edificios, biodiversidad, agricultura e innovación.

Pero poco después de la presentación del pacto llegó la pandemia del coronavirus. “¿Y ahora qué?”, se preguntó Carlos Reinoso en el Congreso de FESPA España. “Hay una clara determinación política de aprovechar el reto de la gestión de la pandemia para potenciar la transformación hacia modelos que previamente se habían definido como prioridades”. “Seamos ambiciosos y trabajemos rápido porque el tiempo va a ser determinante”, afirmó Reinoso, que recordó que los proyectos que se financien con el Fondo de Recuperación de la UE deberán ser ágiles porque los pagos tienen el límite temporal de 2026. “Son tiempos difíciles, pero el coronavirus ha llegado para acelerar y reafirmar el Green Deal y poner a disposición fondos como no se había visto antes”.

El Gobierno de España pretende facilitar los procesos administrativos para agilizar la llegada de las ayudas a las empresas. “Esto va a suponer una oportunidad para realizar transformaciones en nuestras empresas como jamás hemos conocido, porque va a haber disponibilidad presupuestaria y flexibilización en los procesos”, concluyó Carlos Reinoso, que animó a las empresas del sector a empezar a planear acciones de sostenibilidad y de transformación digital para optar a estas ayudas.

Desde FESPA España y el resto de asociaciones de la cadena de valor de la comunicación visual hemos iniciado contactos con el Ministerio de Industria para ofrecer información puntual y actualizada a nuestros asociados sobre estas ayudas. Juan Ignacio Díaz Bidart, el Director de Gabinete de la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, se reunió con nosotros el 18 de noviembre y nos ha emplazado a una nueva reunión a principios del año que viene, cuando las líneas de ayuda de la UE y los requisitos para conseguirlas estén claros.